Tabaquismo: la adicción a la nicotina


La nicotina es un compuesto incoloro de apariencia aceitosa que presenta altos índices de adicción. Su nivel de actuación es muy rápido y también lo es su nivel de asimilación por el organismo.  Se trata de una sustancia química altamente tóxica que suele emplearse como insecticida y que, inyectada directamente en la sangre, resulta mortal.

Inhalada en el humo del tabaco, la nicotina entra en el organismo a través de los pulmones. Aproximadamente veinte minutos después de haber consumido la última dosis su nivel en la sangre se reduce a la mitad y, antes de una hora, ha bajado hasta el 25%. Esta es la razón por la que es una sustancia tan adictiva, porque impulsa a consumir nuevas dosis en un periodo muy breve de tiempo.

El síndrome de abstinencia a la nicotina se da en todos los fumadores y, día a día, lo pueden padecer una docena de veces. Se caracteriza por un vago desasosiego, sensación de nerviosismo e inquietud en las manos, entres otros síntomas. Apenas unos segundos después de encender un cigarrillo estas sensaciones desaparecen y el fumador siente cierto bienestar. Muchos fumadores son conscientes de esta sensación y la consideran una muestra de su afición a fumar, sin embargo este bienestar se debe únicamente a la estabilización del nivel de nicotina en la sangre y desaparece unos segundos después de consumir la dosis.

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