Es cierto que las situaciones de estrés suelen afectar a los fumadores en su intención de dejar de fumar sin embargo es un mito que esto se deba a que el tabaco contribuye a mitigar el estrés. La mayor fuente de estrés de un fumador proviene de su adicción a la nicotina y lo que lo estresa es, precisamente, la necesidad de una nueva dosis.
Cuando un fumador está sometido a una situacion estresante sufre la tensión de la situación acumulada a la tensión de su adicción a la nicotina. Cuando, en estas circunstancias, se enciende un cigarrillo el fumador percibe un notable alivio de su nivel de estrés. Sin embargo lo único que está haciendo es aplacar la ansiedad generada por su adicción; el nivel de estrés generado por la situación externa a la que se ha visto sometido se mantiene inalterable.
De este modo la sensación de relajación es totalmente falsa y la sensación de estar estresado no desaparecerá en absoluto. De hecho el alivio se suele terminar antes de acabar de fumarse el cigarrillo y el nivel de estrés del organismo volverá a elevarse paulatinamente hasta que la situación externa que ha generado el estrés desaparezca y hasta que el cuerpo reciba una nueva dosis.